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Los
nazis instauran también el control reproductivo de la sociedad alemana.
Es imperiosa la necesidad de crear nuevos arios y de sacar de la
circulación aquellos que presenten defectosen
nombre de la higiene
racial, promoviendo la eugenesia y
recurriendo a la eutanasia si
hacía falta. Así mismo, se buscó la fecundación de todas las alemanas de
buena sangre por parte de la élite aria para que poco a poco la raza
perdida recupere su esplendor. El resultado de esto fue el
establecimiento de los campos Lebensborn en
los cuales mujeres de origen ario eran inseminadas con padres
seleccionados para la creación de niños racialmente puros.
El
nazismo está imbuido de una paranoia racial
que le lleva a tejer todo un entramado científico-místico. Por una
parte, pretende demostrar
mediante la moderna ciencia de la biología,
la selección natural de Darwin y
las leyes de la herencia de Gregorio Mendel,
de modo pseudocientífico la
realidad de la raza pura y, por otro lado, presenta la creencia mística
de que esta debe recuperar unos poderes que se le suponen perdidos por
los cruces con razas supuestamente
degeneradas, como serían los judíos o, en menor medida, los esclavos.
En los judíos se centra el mal de males y hacia mediados de la Segunda
Guerra Mundial empezarán a
ser exterminados en los campos
de concentración.
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